¿Cuál puede ser la razón de que la mayoría de los seres humanos estemos siempre en constante conflicto con las demás personas que tenemos a nuestro alrededor? ¿Por qué será que hay tantos rompimientos en las parejas, en las familias, y en las relaciones en general?
No hay sino una sola razón y es que no sabemos aceptar a los demás como son. No los aceptamos porque no comprendemos cómo funciona el orden del Universo.
Como yo no acepto al otro, lo trato de cambiar. Lucho y peleo constantemente por hacer que cambie para que se adapte a lo que yo pienso que está bien. Esto genera constante conflicto en mi vida.
Si analizamos esto y de fondo lo que hay siempre es un egoísmo muy grande en cada uno de nosotros. Y no nos damos cuenta. Llegamos a creer hasta que es por Amor que yo quiero que el otro cambie. Llego a creer que yo sé lo que es bueno para el otro, o que el otro debe hacer las cosas como yo creo porque eso es lo normal.
Ahí no hay Amor. Ni tantito. Lo que hay es Egoísmo. Y muy grande.
Amar es otra cosa muy diferente:
Amar es cuando comprendo que cada quien hace lo mejor que puede, aunque se equivoque. En lugar de juzgarlo o criticarlo, le doy la mano y lo apoyo para que siga avanzando. Nadie se equivoca por gusto.
Amar es cuando comprendo que todos tenemos derecho a diferentes comportamientos, gustos y actitudes. En lugar de juzgar esas diferencias las acepto y las respeto.
Amar es cuando comprendo que cada quien siempre tiene la razón desde su punto de vista, y aprendo a ponerme en los zapatos del otro para poder ver las cosas como las ve él.
Amar es cuando en lugar de querer cambiar al otro, decido hacer un cambio en mí, para poder aceptar al otro tal cual es.
Ahí sí puedo reconocer el Amor en mí.
“Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento”
Gerardo Schmedling